Muchos cristianos han caído en la mentira de que merecemos el amor de Dios solo cuando nuestra vida va bien. Nos esforzamos por mantener una buena apariencia frente al mundo… y
frente a Dios. Nos cubrimos y escondemos hasta que podamos arreglar la máscara de la perfección y nos veamos bien otra vez. Tristemente es entonces cuando nos preguntamos por qué nos faltan relaciones profundas y una fe apasionada.

Dios nos llama a sacarnos las máscaras y a acercarnos confiadamente a Él. El Señor desea que sepamos en lo profundo de nuestro ser que nos ama y nos acepta tal cual somos. Cuando somos nosotros mismos, podemos finalmente reclamar nuestra identidad como hijos de Abba y experimentar su real deleite en nuestra verdadera identidad.

Brennan Manning quiere animarte a que dejes ir el estilo de vida impostor y aceptes libremente nuestra identidad como hijos del Padre celestial. En Él nuestra unión se torna nuestro gran placer.

El impostor que vive en mi

Sin stock
El impostor que vive en mi
Compra protegida
Tus datos cuidados durante toda la compra.
Cambios y devoluciones
Si no te gusta, podés cambiarlo por otro o devolverlo.

Muchos cristianos han caído en la mentira de que merecemos el amor de Dios solo cuando nuestra vida va bien. Nos esforzamos por mantener una buena apariencia frente al mundo… y
frente a Dios. Nos cubrimos y escondemos hasta que podamos arreglar la máscara de la perfección y nos veamos bien otra vez. Tristemente es entonces cuando nos preguntamos por qué nos faltan relaciones profundas y una fe apasionada.

Dios nos llama a sacarnos las máscaras y a acercarnos confiadamente a Él. El Señor desea que sepamos en lo profundo de nuestro ser que nos ama y nos acepta tal cual somos. Cuando somos nosotros mismos, podemos finalmente reclamar nuestra identidad como hijos de Abba y experimentar su real deleite en nuestra verdadera identidad.

Brennan Manning quiere animarte a que dejes ir el estilo de vida impostor y aceptes libremente nuestra identidad como hijos del Padre celestial. En Él nuestra unión se torna nuestro gran placer.